Hubo una vez un sabio, una leyenda que vive en muerte, que
como legado le dejó al mundo su sabiduría y su mente; un hombre cuya
inteligencia sobrepasa su época (y posiblemente la nuestra); un literato cuya
genialidad está fuera de toda duda: E.A.P.
No pararemos aquí a hablar de su persona, ni siquiera de su
literatura. Solo comentaremos, o trataremos de comentar, una frase, una
sentencia: ''La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no la más
sublime de las inteligencias.''
Este ilógico, parabólico,
razonamiento que a priori parece una memez, no dejaría de impresionarme
si fuera emitido en el siglo XXI. Imagínense a un Rajoy o a un Iglesias
emitiendo esta clase de juicios, alejando la estupidez de la locura y la
inteligencia del raciocinio. ¿Implica esto acaso que, con la evolución, la
estupenda frase de E.A.P quedó arcaica y obsoleta? ¿O tal vez una de las mentes
más brillantes de la historia del hombre dijo una memez?
Yo, que estudio filología, lo clásico y la literatura,
considero que no hay mente más elevada o superior a la del mayor literato, y
éste sobrepasa en inteligencia a los demás. Tal vez piensen que soy injusto, o
arbitrario, y tal vez tengan razón. Es aquí, y no líneas más allá, cuando debe
el lector decidir si coincide conmigo y, además, si sigue o no leyendo este relato. (Suplico
que ambas decisiones sean tomadas por separado y sin influenciarse una a la
otra).
Se comprenderá, atendiendo a lo ya dicho, que para mí nada
de lo que diga E.A.P será una tontería ni puede considerarse arcaico; al
contrario, parece que con el tiempo, sus ideas fueran siendo tomadas con más y
más seriedad. (Recordemos que E.A.P no fue considerado en su época la eminencia
a nivel literario que se le considera hoy) Analicemos pues, la minúscula pero
al mismo tiempo ingente sentencia del fallecido sabio. Con unas cuantas
palabras, deja en el aire un tema apenas abarcable en una vida entera; la
locura, uno de los términos más connotativos que pueda uno imaginarse (máxime
hablando de E.A.P), es alineada con la inteligencia; si bien no afirma que la
una sea la otra, desmiente que sean contrarias, algo insólito en un hombre.
Para empezar el análisis, parece primordial asentar, o
intentar asentar, el término 'locura'. Dando por entendido el significado
léxico dado por la RAE, pasaremos directamente a tratar la idea que E.A.P tenía
de ésta. Él escribe un relato, ''el Corazón Delator'', en el que cuenta los
actos de un hombre perturbada, un asesino, a quien tachan de loco pero que no
acepta esta condición. Para argumentar su buen juicio, el personaje narra cómo
se preparó, noche tras noche, antes de dar muerte a un anciano a quien cuidaba
y cuyo ojo perturbaba al asesino. Lean, lean el relato si es que no lo han
leído y comprenderán lo que es la locura para E.A.P; observen como actúa y se
desenvuelve el asesino, que claramente está loco, pero que no es para nada
estúpido. Para comprender la locura en E.A.P, es necesario nutrirse de su
literatura, y particularmente del citado relato.
Una vez comprende uno como nuestro autor entiende la locura,
la siguiente pregunta que nos asalta a la cabeza es: ¿Se consideraba E.A.Pun
loco? Sin duda, debió escucharlo muchas veces a lo largo de su breve y angustiosa
vida, pero un sabio, por mucho que oiga una tontería, no acaba creyendo
cualquier cosa. Es por esto por lo que no es probable que E.A.P se pensara loco
por que se lo llamasen; tal vez, sin embargo, oírlo le hizo meditar. Las
cavilaciones de Poe sobre la locura son necesariamente, desde mi punto de
vista, un reflejo de sus propias dudas sobre su estado mental; así, Poe acaba
considerándose efectivamente loco, pero no loco atendiendo al significado laxo
de la palabra, sino con el significado propio que el gran E.A.P le da. Piensen
ustedes: Si el gran E.A.P estaba loco, ¿Quién puede negar, salvo un necio, que la
locura es sin duda una de las más sublimes inteligencias?
Nota de autor: La imposible empresa de analizar a un genio
como E.A.P reduce este texto a simples fantasías; a remotas imágenes mentales,
que no existen salvo en mi cabeza, de lo que era el escritor. No me juzguen
duramente por tratar de abortar un tema y a un literato que sin duda me son
demasiado.
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