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Mostrando entradas de octubre, 2018

Especial de Halloween. El Corazón Delator, de Poe.

La sombra de uno

Era mi sombra una más Entre los todos solitarios árboles que junto a otros siguen solos, y era yo mi sombra; sombra de mi árbol. Y cuando salgo del parque sigo mi sombra y su paso ensombrado -que no es sino único hado- hasta que me lleva a la soledad. Pero agradable oceánico el que me da el oceánico camino que sé nunca acabará. Mi camino es caminar el infinito paso que mi sombra va proyectando a mi paso.

Sombra, de Edgar Allan Poe. Por Díaz Anula

Traducción del poema de Poe ''Annabel Lee''

Fue muchas, muchas veces un tiempo ha, En un reino frente al mar; Vivía allí una doncella A quien conozcas quizá Por el nombre de Annabel Lee. Y allí vivía esta doncella Sin otro pensar que amar Y ser amada por mí. Yo era un niño y ella era una niña en Este reino frente al mar, Pero el amor conque amábamos Era mayor que el amor, Yo y mi Annabel Lee. Nos amamos con un amor Que hasta los alados ángeles Nos desearon a ella y a mí. Fue esta la razón por la que, tiempo ha, En este reino frente al mar, Sopló un viento de una nube Helando y matando a mi Annabel Lee. Y así pues, vino un tipo de su alcurnia Y la separó de mí, Para callarla en un sepulcro En este reino frente al mar. Los ángeles en el cielo, Ni cerca de nuestra felicidad, Nos envidiaban a ella y mí; Sí, esta fue la razón- Como sabe todo hombre En este reino frente al mar- Por la que el viento salió aquella noche Helando y matando a mi Annabel

Bukowski, Lanzar los dados. Por Díaz Anula

''Las aventuras de Tom Bombadil'' y ''Errabundo'', de Tolkien. Por Díaz ...

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Soledad, duda y tiempo.

Curioso es el que amanecer te llame hermoso, como es curioso que llames vida a aquello que vives y muerto a aquel que muere. Lleguen solitarias noches frías y aguante yo sin vivir una Eneida que vivo sigo en vida Como vivía el solo hombre del Ida. Ame la vida el que ame vivir, ya cuando amanece, ya cuando llegan noche y agonía dejando a uno sin luz, pero con vida. Nos place sin duda el alma querida Como la llegada del nuevo día, Mas aun sin estos, ando desangelado , y yo mismo me aclame Sin miedo o desaliento, Solo pero bien solo, Y sin embargo en diálogos me encuentro Conmigo y yo, sobre si estoy bien solo.

Eneida, libro I. 1-180. Por Díaz Anula.