Hijo de Peleo y de
inmortal diosa,
bañado en la laguna
de Caronte,
igual de mortal que
el criado en el monte,
requerido por
Atridas ¿Quién osa
Pensar que no quiera
la fina prosa
del poeta? Muerte e
historia, confronte
una con la otra.
Jano, el bifronte,
defiende el portón;
yo salto a la fosa.
¿Quién siquiera
duda de mi bravura?
Sólo yo, pues sólo
yo he de dudar:
Yacer ya, joven, con
gran sepultura,
O ser omitido al
tiempo pasar.
Sí; no es morir
romántico y sin cura,
sino morir y no
morir jamás.
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