Tú eres mi guerra,
dime, ¿por qué
morir,
Sino morir por ti?
Me enseñaste Ilión
- la vi arder- Y a
Lord Henry,
Aliosha o Gordom
Pym,
crearlos quise yo
mismo.
Tú me mostraste,
lo que sería
de mi vida la vía.
Esas amigas tuyas
delicadas, pintadas
por delicados
monjes,
por estériles
máquinas,
o incluso por algún
impío analfabeto,
Al oído me dijeron-
‘eh, niño
estúpido,
lee, siente, vive,
y si es que acaso
puedes,
escribe.’
Tú me mostraste,
lo que sería
de mi vida la vía.
Yo, orgulloso y no
humilde,
con antiguos
vocablos,
comas, pasión y
tildes,
encaré tal empresa,
ardua y gozosa
cual una guerra.
Por hablar, yo no
hablo,
sino que digo
sólo mis
sentimientos.
Si digo que siempre
serás mi guerra
es porque me
mostraste de mi vida
la vía.
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